lunes, 19 de marzo de 2012

Temple al huevo

Matías Grünewald, La Crucifixión 
Para este trabajo utilizaremos una técnica que
 se lleva utilizando en Europa desde el siglo XIII
 y se empleó hasta el XV sobre tabla,
cuando dio paso al óleo. El temple se utilizó sobre
 todo en retablos cristianos y su gran durabilidad
hace que aún se conserven éstos.
El vehículo natural que se utiliza es la yema de huevo; y el artificial, la goma arábiga o cola, ésta última puede ser de conejo, de pescado, de Colonia o de pergamino. También se puede usar como aglutinante la Caseína.
Como características, el temple a la goma se puede utilizar en cualquier soporte poroso como el papel o marfil, no se utiliza en grandes superficies, siendo el máximo el tamaño de un folio; tampoco se puede empastar al ser una técnica transparente y se utilizó sobre todo en miniaturas y para hacer iluminaciones en libros antiguos. Con el temple a la cola los colores deben utilizarse tibios y sirve para cualquier soporte, los colores se aclaran al secarse y se modifican con el barniz; aunque se trabaje en capas finas se pueden aplicar empastes.
Madona Litta, Leonardo Da Vinci
Respecto al temple al huevo, se utilizó desde el siglo XII al XV en tablas medievales, pintura mural y manuscritos con la yema de huevo como aglutinante y el agua como disolvente. El médium para el temple es el aceite de linaza (que tiñe de un tono amarillento) con la yema de huevo y agua destilada que se mezclará con pigmentos en polvo.
Los autores más destacados que utilizaron esta
 técnica fueron entre otros Piero de la Francesca,
Giotto o Leonardo Da Vinci; aunque también
se utilizó en todo el arte bizantino y románico.
Como características más destacadas, el temple al huevo no se puede empastar y el trabajo se hace mediante veladuras, siendo muy luminoso y de secado rápido; al tener como aglutinante la yema de huevo, si se utiliza demasiado o no se mezclan bien los pigmentos, la pintura se agrieta.
El soporte más idóneo es una tabla preparada con un aparejo de yeso mate, cola de conejo y blanco de zinc.


Para este trabajo se utilizó la parte superior del triángulo cromático para llegar a una aproximación del claroscuro de un bodegón de clase que copiaremos del natural y que  luego abocetaremos sobre la tabla anteriormente imprimada en la cual ejecutaremos la técnica antes descrita con médium fresco y a base de veladuras.






Así después de varias capas de veladuras de temple con pigmento intentaremos conseguir con todos esos colores el claroscuro.













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